Primera carga
En España nos perdimos la primera generación de ordenadores domésticos.
En el mundo anglosajón, EE. UU. principalmente, el mercado doméstico comenzó a finales de los setenta (del siglo pasado), con computadoras caras, pero factibles: TRS-80, Commodore PET, BBC Micro, Phillips P2000 (aunque estos fueron un poco posteriores), o la reina Apple II.
En España ni las olimos.
En aquella época todo iba muy rápido. Entre tres y cuatro años después, llegó una nueva generación de computadoras a los hogares, mucho más baratas, pero con similares prestaciones. Por ejemplo, en EE. UU. el Commodore VIC-20 (1981) prácticamente creó un nuevo mercado, e Inglaterra plantó cara con los baratos ZX-80 (1980) y ZX-81 (1981).
Esta pequeña generación se asomó tímidamente por España como antesala del éxito un par de años después de los ZX Spectrum (1982) y Commodore 64 (1983) primero, y del Amstrad CPC (1984) un poco después
Vamos ahora con los juegos.
Segunda carga
Seguimos en la primera mitad de los ochenta.
En esta mitad, los juegos cumplían tres características: simples (aún estaba todo por descubrir), escasos (pocos distribuidores e importadores) y caros (más del doble de lo que vendrían a costar cinco años después).